jueves, 4 de julio de 2013

Costumbres al borde del olvido

Por: Natali Barrios.

Esas tardes y noches de leyendas familiares, no fácilmente se olvidan. Según la definición de la Real Academia española -RAE - Leyenda es: toda relación de sucesos, es decir son más hechos tradicionales o maravillosos o históricos o verdaderos. En relación a eso conocemos grandes historias que por más ficticias que parezcan en algún momento de nuestra vida estremecieron nuestros sentidos.

La Llorona: ¡Ay Dios mío! Cómo olvidar que el cuerpo se me escalofriaba al escuchar esta misteriosa historia de esa mujer que abandonó a sus hijos y que por las noches vaga con un gran lamento y llanto, en busca de ellos. El Cadejo, un espíritu que se convierte en forma de animal y acompaña a los hombres que caminan ebrios. La Siguanaba, esa mujer escultural que le aparece a los hombres mujeriegos, que al querer ver el rostro de esa hermosa mujer, resulta que tiene la calavera de un caballo. Eso es por mencionar algunas de las más conocidas. Al escribir sobre esto me cuestiono: ¿Será qué todavía en los hogares guatemaltecos, los padres y madres de familia o abuelos siguen transmitiendo esas historias que hacían que los niños voláramos con la imaginación, hacia décadas ancestrales, llenas de figuras increíbles.

Bueno considero que todo tiene relación y que si en mí dedicaron tiempo para contar esas grandes leyendas, yo me tomaré un espacio y más adelante compartiré lo que me enseñaron, por ejemplo: cuando era el día de Todos los Santos, seguro salía a relucir las historia de Las Animas del Purgatorio, esas que según contaba mi abuelita apuntaban a uno para el próximo año, ¡qué recuerdos! Y por ende siendo niños no, nos apartábamos toda la noche de mi mamá, la forma en que ellos trasmitían esas leyendas, era tan persuasiva que parecía que las estábamos viviendo en carne propia.

Las leyendas ese relato breve de carácter extraordinario y fantástico, con apariencia histórica, en el que se narra un suceso como si realmente hubiera ocurrido en un lugar concreto ahí cerquita de donde nos están contando la historia. Tanto los personajes como los hechos que aparecen en estas narraciones suelen ser reales, pero, al añadirles elementos mágicos o sobrenaturales, se convierten en fabulosos.

Es sorprendente ver y escuchar que cada región tiene sus propias leyendas, muy ligadas a la tradición local. Lo más importante es que nunca dejemos de transmitir, de contar, a nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes esas historias que en algún momento se nos fueron enseñadas y que nos trasladaron a un mundo maravilloso lleno de imaginación. Contemos las leyendas, sigamos trasladando la cultura que es parte de nuestras tradiciones que nos diferencian del mundo entero.

¡Ay mis hijos! ¡Ay mis hijos! que nuestras leyendas y costumbres ya no sigan al borde del olvido.

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