viernes, 5 de julio de 2013

La mala costumbre del agradecimiento al funcionario

Por: Albert E. López.

"...al contrario serían las autoridades gubernamentales quienes deberían de llevar refrigerio para los vecinos y así se notaría el grado de afectividad que se tiene hacia los pobladores".

Cuando vemos al Presidente de la República, Vicepresidenta, diputado o alcalde inaugurar algún proyecto, denominado obra negra, gris o blanca, se puede notar la presencia de buen grupo de concurrencia y todo para ser parte de los que con mucho beneplácito agradece al funcionario por obra iniciada o terminada.

En muchos de los casos los vecinos beneficiados por el proyecto ejecutado, hacen colecta para dar de comer a funcionario alguno, en agradecimiento por haberse acordado de ellos. La pregunta del millón es ¿acaso habrá que agradecer al presidente, diputado o alcalde por obra que estén realizando?.No será que a los vecinos se les olvida que si eligieron a funcionario alguna es para que trabaje por su pueblo y no para que se le esté agradeciendo, cuando tienen toda la harta obligación de trabajar porque para eso se les ha electo.

Pueda ser que el bajo grado de escolaridad de nuestra población haga que tenga que estar agradeciendo por el puente, calle adoquinada o pavimentada, escuela, proyecto de agua o drenajes. Todos estos y otros servicios están dentro de las gordas obligaciones que deben realizar durante el periodo que estén en el cargo los funcionarios públicos.

Por esta razón, los vecinos ni tendrían que agradecer ni tomarse la molestia de preparar alimentos para funcionario alguno, al contrario serían las autoridades gubernamentales quienes deberían de llevar refrigerio para los vecinos y así se notaría el grado de afectividad que se tiene hacia los pobladores.

En los últimos tiempos se ha puesto de manifiesto la mala calidad que tienen las obras realizadas y es ahí donde los vecinos luego de sentirse agradecidos ven como el proyecto esperado por décadas se despedaza y en otros casos los pueblos son testigos de la sobrevaloración de obras, entonces, donde queda la felicidad efímera del ciudadano.

Por esa y otras razones, agradecer de qué, en lugar de exigir a las autoridades que los arbitrios o impuestos que paga se sigan invirtiendo y no sólo en infraestructura, sino en educación, salud, seguridad, tierras para los agricultores, vivienda para las familias que no la poseen, etc., etc.

Uno de los culpables de esta mala forma de actuar del guatemalteco, es el poder mediático, que acuña este accionar de la población, acaso no basta con que aparezca el funcionario prendiendo el chorrito, sino que se tenga que retroalimentar el accionar con palabras de gratitud de los beneficiados.

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