domingo, 21 de abril de 2013

El mal sabor de la azúcar

Por: Melvin Jacinto Popá.


"Sin olvidar que los ingenios azucareros obligan a los propietarios de terrenos a vender parte de los mismos, y así obtener el espacio necesario para sembrar la caña".

Tanto se habla de lo maravilloso que es la caña de azúcar en Guatemala, de los beneficios que se obtiene al consumirla y los halagos exagerados de la clase empresarial por ser uno de los mejores azúcares del mundo, con prácticas de agricultura científica, con gran inversión en la profesionalización de los colaboradores y maquinaria de alta tecnología que permiten alcanzar altos niveles de productividad.

Todos conocen su lado dulce, pero pocos saben que su elaboración es una vil contaminación al medio ambiente, como el azúcar de Guatemala es desarrollo, pero no son conscientes que el proceso de los endulzantes ocasiona más daños en la capa de ozono y enturbia los ríos.

Para iniciar, al viajar por la carretera a la Costa Sur y a la frontera con México, se observa la gran deforestación en los terrenos a través de la quema de árboles y de la propia caña de azúcar, que provoca calores intensos en la litoral de pacífico en los días de verano.

Dicha deforestación hace que los calores sean extremos, los cuales oscilan de los 38 grados centígrados en el día y durante la noche 22 grados, esto no se daba en el siglo pasado. También la ceniza producida de la caña quemada ocasiona enfermedades respiratorias y de la vista, igualmente ensucia la ropa que las amas de casa colocan bajo el sol para secarse, en sí, todo un desastre en el ambiente.
A eso hay que sumarle que los ingenios desvían el caudal de los ríos hacia las instalaciones industriales para proveer el funcionamiento de las máquinas a través de energía hidráulica, ocasionando que las correntadas sean escasas en su trayecto hacia el mar, además que muchas comunidades de la parte sur la necesitan para su consumo.

Otra causa son los múltiples accidentes de tránsito en la ruta C.A.–2, ya que la mayoría de los conductores de tráileres son imprudentes al conducir a excesiva velocidad, importándoles poco los vehículos que circulan por la ruta, provocando colisiones que dejan a personas heridas o fallecidas. Cito el ejemplo de los tráileres cañeros del ingenio “El Pilar”, que dejan tirada la caña de azúcar por toda la carretera y aunque  usted no lo crean, ese pequeño detalle es causa de tanto accidente.

Pero, al preguntar por qué se da el incremento al precio de la sacarosa en la época de fin de año, las autoridades respaldan y justifican que el ajuste se realiza para evitar el contrabando hacia México y el abastecimiento en el mercado local, cuando todos sabemos que los azucareros acaparan dicho producto; la única solución es producir más edulcorantes porque Guatemala es un país productor.

Sin olvidar que los ingenios azucareros obligan a los propietarios de terrenos a vender parte de los mismos, y así obtener el espacio necesario para sembrar la caña. De negarse a ceder el terreno son intimidados, llegando al extremo de cegarles la vida como consecuencia de no colaborar con la industria azucarera del país.

Al final el azúcar refinado es malo para la salud como lo indica el Doctor Jaime Solnick, en la publicación del portal web Consumer.es, al catalogar que es un producto artificial, muerto y carente de sales minerales y de vitaminas, necesarias para el crecimiento del hombre, en especial, del niño, debido al largo proceso de refinación y fabricación, siendo sometida a un aislamiento sistemático de dichas sustancias, despreciándose así la sabia composición que la naturaleza le ha dado al jugo de caña.

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