viernes, 18 de octubre de 2013

Legado pictórico poco conocido por guatemaltecos

Por: Albert E. López.

Muchas de las obras caladas -en acrílicos sobre tela- por Fernando Iturbide, pintor guatemalteco, que destacó por su línea de trabajo y los temas abordados en los años 70, con aspectos profundos y enfoques positivos que plasmo en las palabras “viva feliz”.

Sus mejores años en el arte no fueron conocidos por los guatemaltecos, dado a que sus obras fueron expuestas primero en el exterior, su perfil de cosmopolita le llevo a radicarse en Grecia, India, EE.UU. e Inglaterra.

Siendo un pintor barroco encontramos reflexiones pictóricas sobre los fenómenos físicos a escalas microscópicas -física cuántica- obras realizadas a finales de los años 70 y que lo consolidaron entre los múltiples trabajos realizados.


La vida o la muerte lo infinito, es parte de lo que trató de referir en sus materiales pictórico Iturbide, que además idealizaba una Guatemala. La búsqueda del sentido de la vida lo llevo a la elaboración de cuadros de emociones moduladas.

Los colores vibrantes y composiciones abstractas dando un toque a textiles guatemaltecos, son matices que identificaron las obras legadas por Nacho –Fernando Iturbide- que era su nombre artístico. Que entre otras cosas logro incursionar en el diseño de modas, literatura y fotografía”.Los trazos en líneas y figuras diminutas encierran un código psicológico y el uso sofisticado del color -Psicología del color- en la mayoría de acrílicos sobre tela que logro elaborar en más de dos décadas, son tareas difíciles de separar en la reflexividad, entusiasmo y bondad que caracterizaron a Nacho.
 
 

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