domingo, 27 de octubre de 2013

Los sonidos de mi tierra

Por: Steffani de León.

Amenizando las noches del corpus Cristi, tocando de capilla en capilla hasta el amanecer, dándole un toque especial a esta festividad religiosa, era lo que más le gustaba hacer a don Remigio Cruz.

Don Remigio es originario del municipio de San Pablo Jocopilas, Suchitepéquez, y a sus 89 años aun me pudo deleitar con el sonido de la chirimía. Quien en compañía de don Vicente quien tocaba el tun, anunciaban una noche en vela.


Sentado en el patio de su casa, recordaba aquellas noches y amaneceres de un jueves o viernes santo dándole un toco místico y autóctono que caracteriza a todos los guatemaltecos.

Recuerda que una noche de corpus Cristi, que acompaño a su papa a una comunidad llamada chócola a tocar la chirimía, fue el día que tomo la decisión de aprender a tocarla. Fue un ambiente tan único el que vivió que lo motivo a hacerlo.

A los 10 años fue la edad en la que él aprendió a tocar tan bello instrumento, y a los 15 la primera vez que amenizo una festividad religiosa de su pueblo.

Siempre toco por amor a la música, por pasión, sin embargo habían algunas personas que lo gratificaban con algo de dinero.

Se dio a conocer tanto que con el pasar del tiempo ya no se daba abasto para cumplir con todos sus compromisos y fue por ese motivo que le enseño a su hijo a tocarla. Quien hasta el día de hoy es quien es el encargado de anunciar una noche en vela en las capillas.

Don Remigio cuenta que lo mejor que le pudo dejar la chirimía fue a su esposa, ya que fue un viernes santo, cuando él se encontraba dentro de la iglesia de la comunidad Chócola, cuando la conoció. Ella se mostro interesada por ver cómo era que tocaba tan majestuoso instrumento, y él amablemente le ofreció enseñarle a tocarlo. Así iniciaron la conversación, se siguieron frecuentando hasta que se casaron.

Don Remigio al igual que muchos guatemaltecos, siente amor y pasión por la música de nuestro país. Nos recuerdan que no tenemos que desear ni envidiar lo que otros países tienen, porque aquí en nuestra bella Guatemala tenemos riquezas, riquezas artísticas que debemos de admirar y conocer.

No dejemos que estas tradiciones mueran, somos nosotros quienes debemos de conservarlas, para que nuestras próximas generaciones tengan la oportunidad de disfrutar de los sonidos de mi tierra.



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