Por: Gustavo Vicente.
Manifiesto
de entrada que escribir una opinión acerca de la realidad del sistema nacional
de salud resulta algo complejo, puesto que abarca distintos ámbitos empezando
por lo legal y administrativo seguido de las condiciones actuales de la red
hospitalaria nacional, hasta llegar a las circunstancias en las que se
desenvuelven la mayoría de los guatemaltecos en sus hogares. Se me hace
necesario realizar un análisis sobre dichas situaciones para poder conocer a
cabalidad el terreno sobre el que me estoy moviendo cuando deseo referirme a la
condición en la que se encuentra nuestro sistema de salud.
De
acuerdo con la edición número seis del boletín ¡Contamos! desarrollado por ICEFI, el Estado de Guatemala reconoce la
salud como un derecho humano en diferentes documentos legales como lo son: La
Constitución Política de la República promulgada en 1985, los Acuerdos de Paz,
el Código de salud, los diferentes tratados internacionales sobre salud a los
cuales Guatemala se ha adherido, entre otros. Partiendo de este marco legal el
Estado de Guatemala ha asumido el compromiso de velar por la salud de los
guatemaltecos de una forma integral y equitativa para todos y todas las
ciudadanas, sin discriminación alguna.
En
nuestro país el ente rector del área de salud es el Ministerio de Salud Pública
y Asistencia Social (MSPAS) el cual es el encargado de formular políticas,
planes, programas y proyectos destinados al cuidado de la salud de los guatemaltecos.
Sin embargo la generación y el mantenimiento de la salud es una tarea que no solo
le corresponde al MSPAS, de acuerdo con el artículo 9 del Código de Salud
también están involucradas diferentes entidades como las municipalidades, el
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), las entidades privadas,
organizaciones no gubernamentales (ONG), organizaciones comunitarias y agencias
de cooperación, así como las universidades y otras instituciones formadoras de
recursos humanos, entre otras.
Tomando
en cuenta los compromisos que el Estado ha adquirido en lo que respecta a salud
y sin olvidar lo que establece el Código
de Salud, en lo referente a los actores sociales que deben participar en
dicha tarea, puedo deducir que en la vida real esto no se lleva a cabo, esto se
puede ver en el reducido presupuesto que el Ministerio de Finanzas (Minfin) le
asigna anualmente al MSPAS lo cual me lleva a pensar que nuestro gobierno no
tiene la voluntad de mejorar las condiciones de salubridad del país, dicha
situación se ejemplifica mejor con el bajo gasto público per cápita en salud de Guatemala el cual es no sólo inferior al
promedio centroamericano sino el más bajo de la región (Contamos, P. 84).
Esta
situación me parece preocupante debido a que en nuestro país, según el Centro
Nacional de Estadística (CNE), de 1997 a 2005 las principales causas de
morbilidad han sido: Las infecciones respiratorias agudas, el parasitismo
intestinal, las diarreas, neumonías, anemias, dermatitis, amebiasis, la
artritis, entre otros (Contamos, pág. 48). La mayoría de estas enfermedades
tiene su origen en las condiciones insalubres en las que se desenvuelven los
guatemaltecos, en especial los que viven en las áreas rurales donde las medidas
preventivas son casi nulas por parte del Área de Salud. Lo que trato de
evidenciar es que muchas de estas enfermedades se pueden prevenir, el problema
radica en que no se ha hecho.
Me queda
claro que el sistema nacional de salud es deficiente en cuanto a sus políticas
y medidas, pero veo un problema de fondo aún mayor que consiste en la poca o
nula coordinación que existe entre los entes encargados de brindar servicios de
salud, como lo son: Los hospitales públicos y privados, los centros de salud
comunitarios, los puestos de salud, las universidades y demás cuerpos de
investigación científica, entre otros. En este aspecto el MSPAS ha fallado debido
a que ha postergado durante mucho tiempo la creación del Consejo Nacional de
Salud, el cual tendría como función definir los mecanismos de coordinación
entre las instituciones que lo conforman, los cuales serían todas las entidades
que tienen relevancia para la salud.
Desde
mi punto de vista el hecho de que no contemos con un Consejo Nacional de Salud
repercute seriamente en el funcionamiento de la red hospitalaria del país, ya
que no hay un órgano que sea capaz de ejercer presión ante el MSPAS cuando
surgen problemas como la reciente crisis de los dos hospitales más importantes
de Guatemala: El San Juan de Dios y el Roosevelt. Ambos hospitales se vieron en
aprietos a finales de enero del presente año a causa de la falta de
medicamentos, material quirúrgico y equipo especializado para la atención de
los pacientes, en el caso del San Juan de Dios los médicos de dicho nosocomio
tuvieron que suspender los servicios de la consulta externa como medida de
presión ante la carencia de insumos.
Frente
a esta situación sólo puedo sentir indignación, pues si los hospitales no
cuentan con los recursos necesarios para atender a la población no hay forma de
que esto pueda llevarse a cabo. Al final los afectados son tanto los médicos y
enfermeros como los pacientes, al respecto una enfermera del San Juan de Dios declaró
en Prensa Libre: “Teníamos necesidad de ponerle marcapasos a dos pacientes.
Ambas tenían buenas expectativas de vida y cumplían con los criterios
necesarios para la intervención. Sin embargo, en el hospital solo había uno. El
dilema era a quién intervenir. Después de deliberar por muchas horas se decidió
ponerle el marcapasos a la más joven. La otra falleció. Fue frustrante y
doloroso tener que perder una vida por falta de recursos” (17/02/13).
En estos
casos lo más fácil sería echarle la culpa al gobierno, pero cuando me detengo a
pensar un poco me doy cuenta que esto no es así pues el Estado lo conformamos
tanto la población como el poder político, por ello me atrevo a decir que le
hemos fallado como sociedad a las personas que han muerto a raíz de estas
situaciones. Si nosotros como sociedad civil demandáramos a las instituciones
gubernamentales el cumplimiento de sus deberes y obligaciones otra sería la
historia, pero no, ante estos hechos nos hemos quedado de brazos cruzados
viendo como personas inocentes se mueren por enfermedades y otros padecimientos
que pudieron ser solucionados, si por lo menos se hubiera contado con los
recursos necesarios para hacerlo.
Se
me hace necesario mencionar que la generación y el mantenimiento de la salud no
solo está a cargo del gobierno y de sus organismos destinados a ello, pues
nosotros como población también tenemos mucho que ver en esto, comenzando por
pagar nuestros impuestos pasando luego a los hábitos que adquirimos en nuestro
hogar, cosas tan simples como lavarnos las manos antes de comer pueden marcar
la diferencia en los índices de morbilidad del país. Sin embargo en este caso
también infiere bastante las condiciones de vivienda del individuo, el nivel de
educación, las condiciones de trabajo y el salario, pues debido a las
deficiencias del sistema nacional de salud muchas veces es la misma persona la
que tiene que hacerse cargo de sus problemas de salud.
Como
conclusión puedo decir que me parece reprobable y me provoca desaliento el
hecho de que nuestras autoridades muestren poca voluntad en lo que se refiere a
la resolución de los problemas del sistema nacional de salud, sin olvidar que
esta es una tarea que no solo le compete al gobierno sino también a nosotros como
habitantes de este país. No me atrevería a decir que existe negligencia por
parte de los trabajadores del Área de Salud porque las veces que he tenido que
asistir a un hospital público he recibido una buena atención, sin embargo
también existen los malos médicos. Considero que como población tendríamos que
exigir la creación del Consejo Nacional de Salud, y no solo exigirlo, también
tenemos que participar en el proceso de generación de salud porque somos parte
de dicho procedimiento.
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