martes, 16 de abril de 2013

Realidad de nuestro sistema de salud



Por: Gustavo Vicente.

Manifiesto de entrada que escribir una opinión acerca de la realidad del sistema nacional de salud resulta algo complejo, puesto que abarca distintos ámbitos empezando por lo legal y administrativo seguido de las condiciones actuales de la red hospitalaria nacional, hasta llegar a las circunstancias en las que se desenvuelven la mayoría de los guatemaltecos en sus hogares. Se me hace necesario realizar un análisis sobre dichas situaciones para poder conocer a cabalidad el terreno sobre el que me estoy moviendo cuando deseo referirme a la condición en la que se encuentra nuestro sistema de salud.


De acuerdo con la edición número seis del boletín ¡Contamos! desarrollado por  ICEFI, el Estado de Guatemala reconoce la salud como un derecho humano en diferentes documentos legales como lo son: La Constitución Política de la República promulgada en 1985, los Acuerdos de Paz, el Código de salud, los diferentes tratados internacionales sobre salud a los cuales Guatemala se ha adherido, entre otros. Partiendo de este marco legal el Estado de Guatemala ha asumido el compromiso de velar por la salud de los guatemaltecos de una forma integral y equitativa para todos y todas las ciudadanas, sin discriminación alguna.


En nuestro país el ente rector del área de salud es el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) el cual es el encargado de formular políticas, planes, programas y proyectos destinados al cuidado de la salud de los guatemaltecos. Sin embargo la generación y el mantenimiento de la salud es una tarea que no solo le corresponde al MSPAS, de acuerdo con el artículo 9 del Código de Salud también están involucradas diferentes entidades como las municipalidades, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), las entidades privadas, organizaciones no gubernamentales (ONG), organizaciones comunitarias y agencias de cooperación, así como las universidades y otras instituciones formadoras de recursos humanos, entre otras.


Tomando en cuenta los compromisos que el Estado ha adquirido en lo que respecta a salud y sin olvidar lo que establece el Código de Salud, en lo referente a los actores sociales que deben participar en dicha tarea, puedo deducir que en la vida real esto no se lleva a cabo, esto se puede ver en el reducido presupuesto que el Ministerio de Finanzas (Minfin) le asigna anualmente al MSPAS lo cual me lleva a pensar que nuestro gobierno no tiene la voluntad de mejorar las condiciones de salubridad del país, dicha situación se ejemplifica mejor con el bajo gasto público per cápita en salud de Guatemala el cual es no sólo inferior al promedio centroamericano sino el más bajo de la región (Contamos, P. 84). 


Esta situación me parece preocupante debido a que en nuestro país, según el Centro Nacional de Estadística (CNE), de 1997 a 2005 las principales causas de morbilidad han sido: Las infecciones respiratorias agudas, el parasitismo intestinal, las diarreas, neumonías, anemias, dermatitis, amebiasis, la artritis, entre otros (Contamos, pág. 48). La mayoría de estas enfermedades tiene su origen en las condiciones insalubres en las que se desenvuelven los guatemaltecos, en especial los que viven en las áreas rurales donde las medidas preventivas son casi nulas por parte del Área de Salud. Lo que trato de evidenciar es que muchas de estas enfermedades se pueden prevenir, el problema radica en que no se ha hecho. 


Me queda claro que el sistema nacional de salud es deficiente en cuanto a sus políticas y medidas, pero veo un problema de fondo aún mayor que consiste en la poca o nula coordinación que existe entre los entes encargados de brindar servicios de salud, como lo son: Los hospitales públicos y privados, los centros de salud comunitarios, los puestos de salud, las universidades y demás cuerpos de investigación científica, entre otros. En este aspecto el MSPAS ha fallado debido a que ha postergado durante mucho tiempo la creación del Consejo Nacional de Salud, el cual tendría como función definir los mecanismos de coordinación entre las instituciones que lo conforman, los cuales serían todas las entidades que tienen relevancia para la salud. 


Desde mi punto de vista el hecho de que no contemos con un Consejo Nacional de Salud repercute seriamente en el funcionamiento de la red hospitalaria del país, ya que no hay un órgano que sea capaz de ejercer presión ante el MSPAS cuando surgen problemas como la reciente crisis de los dos hospitales más importantes de Guatemala: El San Juan de Dios y el Roosevelt. Ambos hospitales se vieron en aprietos a finales de enero del presente año a causa de la falta de medicamentos, material quirúrgico y equipo especializado para la atención de los pacientes, en el caso del San Juan de Dios los médicos de dicho nosocomio tuvieron que suspender los servicios de la consulta externa como medida de presión ante la carencia de insumos. 


Frente a esta situación sólo puedo sentir indignación, pues si los hospitales no cuentan con los recursos necesarios para atender a la población no hay forma de que esto pueda llevarse a cabo. Al final los afectados son tanto los médicos y enfermeros como los pacientes, al respecto una enfermera del San Juan de Dios declaró en Prensa Libre: “Teníamos necesidad de ponerle marcapasos a dos pacientes. Ambas tenían buenas expectativas de vida y cumplían con los criterios necesarios para la intervención. Sin embargo, en el hospital solo había uno. El dilema era a quién intervenir. Después de deliberar por muchas horas se decidió ponerle el marcapasos a la más joven. La otra falleció. Fue frustrante y doloroso tener que perder una vida por falta de recursos” (17/02/13).


En estos casos lo más fácil sería echarle la culpa al gobierno, pero cuando me detengo a pensar un poco me doy cuenta que esto no es así pues el Estado lo conformamos tanto la población como el poder político, por ello me atrevo a decir que le hemos fallado como sociedad a las personas que han muerto a raíz de estas situaciones. Si nosotros como sociedad civil demandáramos a las instituciones gubernamentales el cumplimiento de sus deberes y obligaciones otra sería la historia, pero no, ante estos hechos nos hemos quedado de brazos cruzados viendo como personas inocentes se mueren por enfermedades y otros padecimientos que pudieron ser solucionados, si por lo menos se hubiera contado con los recursos necesarios para hacerlo. 


Se me hace necesario mencionar que la generación y el mantenimiento de la salud no solo está a cargo del gobierno y de sus organismos destinados a ello, pues nosotros como población también tenemos mucho que ver en esto, comenzando por pagar nuestros impuestos pasando luego a los hábitos que adquirimos en nuestro hogar, cosas tan simples como lavarnos las manos antes de comer pueden marcar la diferencia en los índices de morbilidad del país. Sin embargo en este caso también infiere bastante las condiciones de vivienda del individuo, el nivel de educación, las condiciones de trabajo y el salario, pues debido a las deficiencias del sistema nacional de salud muchas veces es la misma persona la que tiene que hacerse cargo de sus problemas de salud. 


Como conclusión puedo decir que me parece reprobable y me provoca desaliento el hecho de que nuestras autoridades muestren poca voluntad en lo que se refiere a la resolución de los problemas del sistema nacional de salud, sin olvidar que esta es una tarea que no solo le compete al gobierno sino también a nosotros como habitantes de este país. No me atrevería a decir que existe negligencia por parte de los trabajadores del Área de Salud porque las veces que he tenido que asistir a un hospital público he recibido una buena atención, sin embargo también existen los malos médicos. Considero que como población tendríamos que exigir la creación del Consejo Nacional de Salud, y no solo exigirlo, también tenemos que participar en el proceso de generación de salud porque somos parte de dicho procedimiento.  

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