Por: Luis Villagrán.
I
Las
leyes de Guatemala garantizan el derecho a la salud de toda la población sin
discriminación. También garantizan que los servicios de salud del gobierno sean
gratuitos. La Constitución Política de Guatemala en su artículo 94 dice que el
Estado velará por la salud y asistencia social de todos los habitantes de
Guatemala, y desarrollará, a través de sus instituciones, acciones de
prevención, promoción, recuperación, rehabilitación y otras actividades, para
procurarles el más completo bienestar físico, mental y social.
La
Constitución también garantiza el derecho a la seguridad social para toda la población
guatemalteca, entiéndase, los servicios que ahora presta el IGSS o Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social. El Código de Salud en su artículo 4 también
asegura la prestación de los servicios de salud a toda persona guatemalteca en
forma gratuita.
II
Es
frecuente observar que los servicios de salud no tienen suficientes
medicamentos, ni equipo y tampoco personal para garantizar la entrega de
servicios que necesita la población.
Todo
lo anterior es en contra de las normas del Ministerio de Salud y también en
contra de las leyes del país que garantizan la prevención, promoción, curación
y rehabilitación sin discriminación. Lo peor de todo esto es que ante la falta
de servicios, las familias deben gastar de su propio dinero para comprar sus
medicinas, exámenes de laboratorio y otros servicios. En la mayoría de casos,
las familias deben utilizar el dinero de la comida, la ropa y la escuela de los
hijos para poder pagar la medicina y exámenes.
En
Guatemala, los niveles de inequidad en el acceso a la salud es el resultado de
la exclusión social, de privaciones y de pobreza. A pesar de que existen
algunas razones para las inequidades observadas en el acceso que están más allá
del control del sistema de salud, la mayoría de las razones que se observan
para que ellas ocurran son el resultado de decisiones políticas que han
concentrado recursos y servicios en grupos poblacionales específicos (aquellos
que tienen mayores ventajas sociales), y en regiones geográficas específicas
(urbanas en lugar de rurales).
En
cuanto a mejoras en la equidad, la asignación de recursos hacia las diferentes áreas
geográficas continúa la tendencia inequitativa que se ha observado en los
últimos 20 años. Tal vez el programa más visible y el logro más publicitado de
la reforma se traduce en la extensión de servicios básicos de salud hacia
población rural y pobre. Aún cuando no existen evaluaciones sobre el impacto
del programa, estudios individuales dan cuenta de algunos efectos positivos
hacia mejorar la cobertura de servicios básicos tales como inmunizaciones y
control prenatal. Estudios individuales también dan cuenta de una creciente
preocupación sobre los niveles de calidad en la entrega de servicios.
Las
principales características negativas del sistema de salud, tales como la
segmentación, el limitado acceso físico para la población rural y la
dependencia del gasto de bolsillo, están generando inequidades y exacerban aquéllas
que han sido históricas. El programa de extensión de cobertura, aún cuando en
la mayoría de casos llega a población con mayores grados de exclusión, es poco
probable que logre revertir dichas inequidades, debido a que únicamente ofrece
un paquete de servicios básicos y no ataca el problema principal de las
disparidades en el acceso regular a servicios integrales de salud.
III
Un
sistema de salud es por lo tanto eficiente cuando presta los servicios que son
adecuados (basado en las metas del sistema) y cuando dichos servicios son
entregados a la población en una forma correcta. Lo anterior representa dos
nociones de la eficiencia: eficiencia técnica y eficiencia en la asignación.
La
eficiencia técnica se refiere a la producción o prestación de un servicio a un
costo mínimo. También se formula como aquélla en donde se obtiene el máximo
resultado por una cantidad determinada de dinero. El abordar la eficiencia
técnica incluye el determinar si se cuenta con la mezcla adecuada de personal,
equipo, insumos y establecimientos para la prestación de servicios de salud.
Los paquetes básicos de servicios son estrategias dirigidas a mejorar la eficiencia
técnica al basarse en intervenciones costo-efectivas.
La
eficiencia en la asignación se refiere a determinar si un sistema de salud está
produciendo o prestando la combinación adecuada de servicios que le permita
alcanzar las metas globales del sistema. Usualmente los economistas entienden
la eficiencia en la asignación como el grupo de servicios que maximiza la
satisfacción de los usuarios. Por ejemplo, los planificadores de la salud
abordan la eficiencia en la asignación cuando investigan si un grupo determinado
de servicios maximiza la ganancia en el estado de salud de la población,
llamado en ocaciones efectividad.
El mejoramiento de la eficiencia técnica y en la asignación permite a un sistema de salud un mejor desempeño con los recursos existentes. Es por ello que muchas reformas del sector salud giran alrededor de una mejora en la eficiencia. El abordar la eficiencia es, sin embargo, políticamente complejo y presenta resistencia por parte de diferentes actores (trabajadores del sistema de salud, población y clase política). Lo anterior porque la misma conlleva decisiones en cuanto a cambiar la cantidad y forma en que se utilizan los recursos e insumos (eficiencia técnica) o cambiar la cantidad y/o tipo de servicios que se prestan a la población (eficiencia en la asignación).
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