Por: Melvin Jacinto Popá.
"Sin
olvidar que los ingenios azucareros obligan a los propietarios de terrenos a
vender parte de los mismos, y así obtener el espacio necesario para sembrar la
caña".
Tanto se habla de lo maravilloso que es la caña de azúcar en Guatemala, de los beneficios que se obtiene al consumirla y los halagos exagerados de la clase empresarial por ser uno de los mejores azúcares del mundo, con prácticas de agricultura científica, con gran inversión en la profesionalización de los colaboradores y maquinaria de alta tecnología que permiten alcanzar altos niveles de productividad.
Tanto se habla de lo maravilloso que es la caña de azúcar en Guatemala, de los beneficios que se obtiene al consumirla y los halagos exagerados de la clase empresarial por ser uno de los mejores azúcares del mundo, con prácticas de agricultura científica, con gran inversión en la profesionalización de los colaboradores y maquinaria de alta tecnología que permiten alcanzar altos niveles de productividad.
Todos
conocen su lado dulce, pero pocos saben que su elaboración es una vil contaminación
al medio ambiente, como el azúcar de Guatemala es desarrollo, pero no son
conscientes que el proceso de los endulzantes ocasiona más daños en la capa de
ozono y enturbia los ríos.
Para
iniciar, al viajar por la carretera a la Costa Sur y a la frontera con México, se
observa la gran deforestación en los terrenos a través de la quema de árboles y
de la propia caña de azúcar, que provoca calores intensos en la litoral de
pacífico en los días de verano.
Dicha
deforestación hace que los calores sean extremos, los cuales oscilan de los 38 grados centígrados
en el día y durante la noche 22 grados, esto no se daba en el siglo
pasado. También la ceniza producida de la caña quemada ocasiona enfermedades
respiratorias y de la vista, igualmente ensucia la ropa que las amas de casa colocan
bajo el sol para secarse, en sí, todo un desastre en el ambiente.
A
eso hay que sumarle que los ingenios desvían el caudal de los ríos hacia las
instalaciones industriales para proveer el funcionamiento de las máquinas a través
de energía hidráulica, ocasionando que las correntadas sean escasas en su
trayecto hacia el mar, además que muchas comunidades de la parte sur la
necesitan para su consumo.
Otra
causa son los múltiples accidentes de tránsito en la ruta C.A.–2, ya que la
mayoría de los conductores de tráileres son imprudentes al conducir a excesiva velocidad,
importándoles poco los vehículos que circulan por la ruta, provocando colisiones
que dejan a personas heridas o fallecidas. Cito el ejemplo de los tráileres
cañeros del ingenio “El Pilar”, que dejan tirada la caña de azúcar por toda la
carretera y aunque usted no lo crean, ese pequeño detalle es causa de
tanto accidente.
Pero,
al preguntar por qué se da el incremento al precio de la sacarosa en la época de
fin de año, las autoridades respaldan y justifican que el ajuste se realiza
para evitar el contrabando hacia México y el abastecimiento en el mercado local,
cuando todos sabemos que los azucareros acaparan dicho producto; la única solución
es producir más edulcorantes porque Guatemala es un país productor.
Sin
olvidar que los ingenios azucareros obligan a los propietarios de terrenos a
vender parte de los mismos, y así obtener el espacio necesario para sembrar la
caña. De negarse a ceder el terreno son intimidados, llegando al extremo de cegarles
la vida como consecuencia de no colaborar con la industria azucarera del país.
Al
final el azúcar refinado es malo para la salud como lo indica el Doctor Jaime
Solnick, en la publicación del portal web
Consumer.es, al catalogar que es un producto artificial, muerto y carente de
sales minerales y de vitaminas, necesarias para el crecimiento del hombre, en
especial, del niño, debido al largo proceso de refinación y fabricación, siendo
sometida a un aislamiento sistemático de dichas sustancias, despreciándose así
la sabia composición que la naturaleza le ha dado al jugo de caña.
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