martes, 22 de octubre de 2013

Banús, luz y proyecto

Por: Albert E. López.
Con una formación académica alta el artista plástico Ramón Banús Mongrell (Q.E.P.D) se caracterizó como un gran ilustrador y dibujante que dejo un gran legado a los guatemaltecos y latinoamericanos que conocieron su trabajo. Con una línea de honradez, dignidad y alta ética estética en
cada uno de sus trabajos, dado que matizó sus obras en tinta, acrílico, óleo y crayón.

Por más de una década estuvo por Europa e Italia, donde la corriente renacentista sello su estilo, a su regreso a Guatemala se integró a un círculo de artistas visuales, escritores y escénicos de la música y del teatro. Su amplio conocimiento lo dejo plasmado en su trabajo de pintor, grabador y dibujante.

Sus imágenes personales incluyeron infinidad de temas, entre los que matizó el retrato y la recreación fantástica de personajes míticos y populares. Con una paleta muy colorida creó e instauro en base a transparencia varios lienzos con matices disímiles, el trabajo de Banús se acerca, en el más claro sentido de la Ilustración, al ejercicio de la iluminación.

El hombre común del siglo veinte se transformó en objeto de
arengas, de altruismos, de ficciones utópicas, de fuerzas supuestamente históricas que, de cualquier forma, negaban y niegan sus posibilidades esencialmente humanas y seguramente luminosas. Esa luz perdida, que iluminó de nuevo y dignificó al hombre común, estuvo de muchas formas, en el crayón de Banús.

Realizó exposiciones en Italia, España, Austria, Portugal, México y El Salvador, entre otros. Además, en 1989 publicó su cuaderno de apuntes titulado A la gran flauta. Su última exposición individual la realizó en la galería El Attico en 2009, celebrando 47 años de carrera.

Como artista incomparablemente serio y consecuente consigo mismo, Banús no reinventó al hombre común, tan anunciado y tan poco recibido. Por el contrario, con su trabajo le
restituyó el derecho a ejercer el papel protagónico en el arte de su época. La exploración de cada personaje y las humildes ostentaciones o el deslumbramiento del color que imponen una peculiar moda, no tan efímera como parece, fueron de las cualidades en cada una de las obras de Banús.

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